La escolarización a los 3 años

El inicio de la escolarización es uno de los momentos más difíciles a los que se enfrentan tanto padres como hijos/as. Las razones son obvias, sobre todo para aquellos que ya han pasado por esas circunstancias al tratarse del segundo o tercer hijo.

El proceso de adaptación NO DEPENDE EXCLUSIVAMENTE DEL CENTRO SINO DE LA MANERA EN QUE LOS PADRES Y MADRES AFRONTEN LA SITUACIÓN.

A los tres años los vemos indefensos, demasiado pequeños y los centros demasiado grandes, muchos niños, más mayores y ellos…van solos. Perdemos el control durante muchas horas en un momento en el que dependen casi exclusivamente de nosotros. Pero hay que ser conscientes de que todos los cambios que implican crecimiento tienen un costo y un riesgo. La vida es una sucesión de encuentros y separaciones. Esta es la primera.

¿Qué hemos de tener en cuenta a la hora se seleccionar el centro?:

La primera decisión a tomar es el centro. Para tomar esta decisión hemos de preguntarnos por el tipo de educación que queremos para nuestro hijo/a, partiendo de la oferta educativa, colegio religioso o laico; público, privado concertado o privado; qué necesidades educativas tiene y dónde estará mejor.

Hay otras cuestiones importantes como la cercanía con respecto al domicilio, el tamaño del centro, idiomas que imparte, coste económico, nivel académico, diversidad, servicios (comedor, transporte, actividades extraescolares), instalaciones, etc.

Cada aspecto tiene distinta importancia atribuida según los valores familiares. No obstante, podemos deducir por ejemplo, que a veces un buen equipo docente puede paliar la falta de recursos y viceversa, un centro con muchos recursos no garantizan la calidad educativa.

Lo ideal es que se den ambos: buenos recursos y un equipo docente bien coordinado, entusiasta, flexible, con un planteamiento educativo coherente, etc.….no obstante, lo más frecuente es no el desconocimiento del funcionamiento interno del centro. Hay aspectos pues, que se escapan de nuestro control y ante los cuales tenemos que confiar y esperar.
¿Cuándo y cómo se adaptará?

La adaptación dependerá de:

  • Tipo de apego que hemos establecido.
  • El temperamento del niño/a
  • El grado de autonomía
  • La experiencia previa del niño. Nos referimos a la experiencia interna. La escolarización durante el primer ciclo no garantiza que el niño/a no llore durante los primeros días. A pesar de la experiencia previa, el niño/a tendrá que adaptarse a un espacio nuevo.

Los adultos sentirán miedo, dudas y pérdida de control sobre la vida del niño/a.

Los niños/as sentirán miedo al abandono y ante una situación extraña, miedo ante la separación y soledad porque no conoce a los nuevos adultos con los que tendrá que establecer vínculos.

¿Cómo podemos ayudar al niño/a en la adaptación?

PREPARAR AL NIÑO/A:

  • Darle al información al niño/a de manera tranquila y segura.
  • Visitar previamente el centro para tener información (del centro, del tutor/a…) y después visitar el centro con el niño/a.
  • Manifestar expectativas positivas, no presuponer ningún problema.
  • No angustiarse si dice que no quiere ir.
  • Si es posible tener un primer contacto personal con su tutor/a.
  • No dramatizar ni pasarse el verano hablando del tema.
  • Comprar con el niño/a el material escolar.
  • Preparar al niño/a, enseñarle a compartir, a ser autónomo en la alimentación, aseo, control de esfínteres, aceptar límites, etc.
  • Confiar en su capacidad de adaptación.

En el período de adaptación:

  • Seguir las indicaciones del centro y del tutor/a.
  • Despedidas cortas, claras y afectuosas.
  • Los reencuentros han de ser afectuosos, interesarse por lo que ha hecho (sin preguntar excesivamente), no tener en cuenta reacciones de revancha del niño.
  • Llevar algún juguete si el centro lo permite durante los primeros días. Para que tenga un referente familiar.
  • No llegar nunca tarde a recogerlo y mucho menos los primeros días.
  • No mentirle ni amenazarle. Para no predisponer al niño negativamente.
  • No prometerle premios ni castigos involucrando al centro.
  • Escucharlo/a si quiere hablar, permitirle llorar. El adulto debe permitir la expresión de las emociones.
  • Participar en fiestas, excursiones (el niño/a se sentirá mejor si ve que hay relación entre la familia y el centro).
  • Mostrar confianza en el centro y hablar con el tutor/a siempre que se considere necesario.
  • No aplicar al niño/a el tercer grado: si queremos información pedírsela a su tutor/a.
  • Dedicarle tiempo después de la jornada escolar. Porque la escuela no substituye la atención que necesita de los padres, para paliar la sensación de abandono y para que se sienta acompañado.
  • No hablar de nuestras inquietudes en su presencia.. No transmitir miedo e incertidumbre.
  • Permitirle hablar y despedirse de sus amigos/as nuevos.
  • Informarse de cómo va el proceso, no angustiarse antes de tiempo.
  • No olvidar que la capacidad de adaptación a los 3 años no tiene porqué indicar problemas de adaptación en el futuro.
  • Tener paciencia con algunas conductas de manifestar el cambio: conductas regresivas (chuparse el dedo, menos autonomía, alteraciones de hábitos en sueño, alimentación, control de esfínteres…). Conductas de inhibición (no hablar, no mirar, no participar, no jugar) o conductas negativas (portarse mal, buscar más atención, rabietas, negarse a ir, vómitos).
  • No tomar decisiones apresuradas, darle tiempo y tener paciencia.

Durante el resto del curso:

  • Cuando el niño/a manifiesta que NO ESTÁ A GUSTO EN EL CENTRO. Primero indagar: si el llanto dura demasiado tiempo, si se queja de dolores, si está triste, dinhibido/a o pasivo, excesivos cambios en las rutinas y trastornos de alimentación, sueño.
  • Hablar con su profesor/a solicitando tutoría para tener información de cómo está el niño/a durante la jornada escolar.
  • Cuando el centro informe de mal comportamiento, seguir las orientaciones y actuar con coherencia.
  • Procurar atención y actividades compartidas no solamente en calidad sino en cantidad adecuada mientras el niño/a está en casa (cuando termina la jornada escolar y los fines de semana).

Por último, es conveniente colaborar estrechamente con el centro, participar en las tutorías. Aún teniendo confianza en el centro no nos podemos olvidar que es importante la coherencia. Hay aspectos en la educación de los hijos/as que fundamentalmente corresponden a la familia. A los 3 años todavía los padres son las figuras de referencia, pero conforme pasa el tiempo los niños/as aprenden de los demás. No nos debemos desentender de este proceso para no lamentar algunas situaciones y conductas que los niños y niñas aprenden y se hacen evidentes en la adolescencia o, quizás antes.

Cuando los niños dependen de nosotros tenemos que estar continuamente tomando decisiones, algunas más trascendentales que otras. Es importante no dramatizar, afrontar los problemas que vayan surgiendo con serenidad. Que la adaptación no solamente depende de los padres sino de otras circunstancias que están fuera de control. En cualquier caso, siempre se puede dar marcha atrás. No olvidemos que, en general, los niños/as se adaptan mejor que los adultos.

Por último, podemos hacer uso de las herramientas de participación e información:

  • Programa de tutorías (entrevistas programadas, reuniones de aula, demanda de los padres).
  • Contacto estrecho de la familia con el centro: iniciativa de la familia.
  • APA.

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