Hemorroidectomía

Casi seguro que si has llegado aquí te vayan a hacer una hemorroidectomía, o lo que es lo mismo:  te van a extirpar quirúrgicamente las hemorroides. Lo primero de todo, tranquilo, yo mismo pasé por ello y aunque es un poco doloroso, merece mucho la pena. De hecho también te contaré mi experiencia personal con la hemorroidectomía. ¿Te atreves? ¡Pues adelante!

¿Qué es una hemorroidectomía?

Antes de nada vamos a ver lo que es una hemorroidectomía: es la operación quirúrgica para eliminar las hemorroides. Se suele optar por operar las almorranas de al menos grado III (por supuesto, también IV). Pueden ser susceptibles de cirugía tanto las hemorroides internas como las externas, siempre que sean de grado 3 como mínimo.

Esta técnica sirve para eliminar el tejido hemorroidal inflamado y/o prolapsado. De este modo se consiguen eliminar todas las molestias asociadas a las hemorroides.

¿Se anestesia para la cirugía de hemorroides?

Tradicionalmente si se utilizaba anestesia general, si bien en los últimos tiempos se tiende a optar por la anestesia epidural (la misma que se da a las embarazadas cuando van a dar a luz).

Este cambio de tipo de anestesia se debe a que la anestesia general tiene mayor tiempo de recuperación y un cierto riesgo.

el uso de la anestesia general es muy reducido en hemorroidectomías
el uso de la anestesia general es muy reducido en hemorroidectomías

¿Para quién está indicada esta cirugía?

La cirugía de hemorroides, aparte de lo dicho (grados y tipos), se recomienda para personas que antes hayan pasado por otros tipos de tratamientos más conservadores. Suele ser especialmente indicada si el paciente sufre de dolores fuertes y sangra de manera habitual.

¿En qué consiste la hemorroidectomía?

Lo habitual es que te coloquen boca abajo, y se estrangulen las hemorroides para su posterior corte.

Tipos de hemorroidectomía

Realmente existen tres variedades de esta cirugía:

  • Hemorroidectomía abierta: Es la técnica de Milligan-Morgan. Se extirpa dejando la herida abierta, para que cicatrice sola (en unas 4 u 8 semanas).
  • Hemorroidectomía cerrada: Es la conocida como técnica de Ferguson. Se suturan tanto la mucosa como la piel.
  • Hemorroidectomía con láser: La única diferencia es que en lugar de utilizar un bisturí se utilizar un pulso de luz láser que corta y a la vez quema la zona, evitando que sangre.

Preparación de la operación de almorranas

Lo normal es que te hagan análisis de sangre y orina previo a la cirugía para comprobar que tu estado de salud es bueno.

Probablemente te dirán que no comas ni bebas al menos 12 horas antes de operarte

Te pedirán que te apliques uno o dos enemas (lavativas) previas a la cirugía para limpiar la zona de heces

Enfermedades que aumentan el riesgo en la cirugía

Si tienes alguna de las siguientes patologías, la operación presenta algo más de riesgo:

  • Enfermedades sanguíneas o problemas de coagulación
  • Cánceres de tipo digestivo (estómago, cólon, recto)
  • Enfermedades inflamatorias intestinales
  • Si estás embarazada y te encuentras en el primer trimestre de gestación

Cuidados postoperatorios

Durante las primeras cuatro semanas el paciente debería:

  • No realizar esfuerzos como levantar pesos
  • Extremar la higiene de la zona
  • Tener una dieta saludable y rica en fibra
  • Beber mucha agua

Aparte del tratamiento analgésico (para el dolor) que el médico te prescribirá, es probable que te recomiende el uso de algún laxante suave para favorecer el tránsito durante las primeras semanas.

Efectos secundarios de la hemorroidectomía

Aunque no le pasa a todo el mundo, cabe la posibilidad de que sufras alguna de estas complicaciones:

  • Infección
  • Hemorragias excesivas
  • Estrechamiento de la zona rectal
  • Problemas con la anestesia
  • Fístulas o fisuras anales
  • Estreñimiento
  • Fiebre
  • Hinchazón de la zona rectal
  • Incapacidad para orinar o defecar por el dolor

Cualquiera de estos efectos deberán ser evaluados por un médico.

Proceso paso a paso de la cirugía

Te comento lo que previsiblemente va a pasar, según mi propia experiencia.

Preparación en casa

Seguramente te indiquen que no cenes la noche antes y que el mismo día te hagas como mínimo una lavativa para tener la zona más limpia.

Llegada al hospital

Al llegar al hospital tendrás que hacer el alta típica y te llevarán a una habitación donde te darán el «camisón» de hospital y unas zapatillas desechables. Te lo pondrás y tocará experar para que te bajen a quirófano.

A afeitar la zona

En este transcurso es posible que te afeiten el culo. Tranquilo, es un momento. Te llevarán a otra habitación/sala habilitada al efecto, te pedirán que te pongas a cuatro patas, y con una cuchilla te afeitarán con cuidado (bueno, depende de quien te lo haga) la zona.

Yo soy bastante pudoroso en ese tema, y oye, te aseguro que me no me dio gran reparo. La persona que lo hace ha visto miles de traseros antes que el tuyo.

Bajada a quirófanos

Terminarán llevándote a la zona de quirófanos (en silla de ruedas) y allí hablarás con el anestesista. Te preguntará algunas cosillas como si tienes alguna enfermedad o si te medicas. Pueden ponerte un suero por vía intravenosa pero en mi caso no lo hicieron.

Entrada a quirófano

Te llevarán finalmente al quirófano donde encontrarás que hay bastantes personas. Un médico, el anestesista y dos enfermeras. En mi caso estuvo presente más gente porque era hospital universitario. Te mandarán sentarte sobre la mesa de operaciones y te aplicarán la anestesia epidural. Es un pinchacito que no duele en la parte lumbar de la columna. Tranquilo, yo soy quejica para las agujas y ni te enteras casi. Estarás así un par de minutos para que haga efecto la anestesia (notarás que se te empiezan a dormir las piernas) y te mandarán que te tumbes boca abajo. Mientras termina de hacer efecto la anestesia prepararán la zona. Irás notando como pierdes por completo la sensibilidad en la zona, así que no te dolerá nada de nada.

Te sorprenderá que la mesa de operaciones se inclina hacia adelante, es decir te pondrán en una posición más cómoda para ellos: bajarán la altura de tu cabeza y subirán la de tus piernas. Es una sensación un poco extraña la de estar un poco cabeza abajo, pero en ese momento es lo que menos te preocupa.

La cirugía en si dependerá un poco del caso de cada uno, en el mío duró unos 15 minutos, no más. Y lo único que noté es sensación de presión en la zona de las nalgas (como que empujaban fuerte y que me movían), pero ni la más mínima molestia durante la intervención.

Tras acabar el médico, ya las enfermeras te ayudarán a colocarte boca arriba y previsiblemente a pasarte a la camilla, con la que te devolverán a tu habitación.

A la habitación

En la habitación tienes que estar hasta que se te pase el efecto de la anestesia epidural (básicamente es imposible que camines hasta que se te pase). Si no te encuentras mal y puedes caminar te darán el alta y podrás irte a casa.

Aquí empiezan las molestias, porque al irse la anestesia empezarás a notar dolor en la zona. No obstante te acaban de operar quirúrgicamente, es lógico cierto malestar.

¡Para casa!

El viaje en coche a casa en mi caso (unos 20′) fueron bastante incómodos. Cualquier bache me molestaba de forma notable.

Ya en casa la cosa empeora un poco (te diría que es el peor momento). Es cierto que te darán analgésicos fuertes, pero no te van a dar «los más fuertes». Yo si me volviese a operar me haría un poco el «quejica» para al menos llevar la receta de algún medicamento fuerte por si la cosa se pone mal.

Siempre puedes ir a urgencias por la noche, pero creeme, no te apetecerá subirte al coche y esperar a que te atiendan. Nada más llegar a casa me empezó a doler muy fuerte. No sólo eso, el médico que me dió el alta me avisó que dentro (si, en el culo) llevaba una especie de «bolo» de vendas que se pone para taponar la sangre que sale de la zona operada y que se caería sóla al defecar por primera vez.

Claro, el problema es que al tener ahí un cuerpo extraño tienes unas ganas de hacer caca enormes. Te sientas al tema y nada de nada. Pero aquellas vendas que antes eran suavecitas, ahora con la sangre, los fluidos y demás se han «acartonado» y pinchan una barbaridad ahí dentro. Lo cierto es que asoman, así que te dices «voy a la ducha» y allí con el vaporcito, el agua calentita y relajado voy tirando poco a poco y saldrá. Ufff. Quizás el mayor dolor que he pasado en mi vida fue sacar aquella bola punzante de mis entrañas. Lloré, te lo aseguro.

No podía hacer pis

Durante varias horas tuve un efecto secundario bastante común: tenía ganas de hacer pis, pero me era imposible orinar. Por suerte pasó relativamente pronto.

La recuperación

A partir de ahí todo mejora pero tan despacio que no te vas a dar cuenta. Yo estuve de baja 15 días. Es cierto que en mi caso era una «escabechina fina» la que me habían hecho. Y durante 12 días pasé bastante dolor. Hay gente que ni pide baja. Pero vamos, yo no salí de la cama en 10 días. Horrible. Duele mucho. Y como te decía, la mejoría es muy lenta. Lo cual te desanima bastante. Todo hay que decirlo, ahora volvería a hacerlo 10 veces, que conste. Tras esos quince días, te diré que seguí sufriendo molestias durante más de tres meses, especialmente dolor y pequeños sangrados. De hecho el propio médico me dijo, «antes de 90 días no va a cicatrizar por completo, sé paciente». Y así fue, a los 100 días dejé de sufrir, por fin, las hemorroides.

Espero que este artículo sobre la hemorroidectomía te haya ayudado a entenderla un poco mejor. Por supuesto, estaremos encantados de que nos cuentes tu experiencia en los comentarios.